Nueva Poesía Chilena

miércoles, septiembre 07, 2005

No Ves

Agito mi mano para tus cristales,
para tus cristales ennegrecidos.
La sociedad de las sombras
ha concebido un hijo
que abunda en tus palabras
y en tus respiros.

¿No ves cómo se cierran tus ojos al amanecer?
¿No ves cómo encierras tu alma con tus manos?
¿No ves cómo te encadenas al viento con cadenas de aire?

Permaneces quieta, alejándote en andas,
elevada por sentimientos ajenos que tributan
falsa esperanza.

Perdura la amargura cuando no abrazas mi enjambre de rayos que eliminan las sombras.
Cada vez que caminas, yo juego con las estrellas que te guían.
En cada paso pinto huellas de alegría:
¡No sabes las maravillas que hago con lo que dejas de lado!

No germinarán las semillas ni en tierras negras ni en campos grisáceos.
Retornen los cielos a mi morada y echen raíces en mis manos.
La melancolía no fue hecha para cultivar viñedos de tristeza.
Fue hecha para amar desde lo más hondo.
Para fumigar, con sus dotes de artista, lo que el resto no puede evitar.

Tranquila, atenta.
Quien nunca ha estado, aún no se ha ido.