Nueva Poesía Chilena

sábado, octubre 15, 2005

Fortaleza

Mi coraza de batalla
es una aleación de Cristo y María,
esta última por su firme protección,
y su hijo por su valentía.

Y mi coraza esta bañada por la invencible sangre de Cristo
y ha sido fraguada con el fuego del Espíritu
que nace desde este cenáculo,
convertido en mi centro de reclutamiento,
en espera de alcanzar, personalmente,
el logro de arder mi propia santidad
como principal espada de lucha,
uniendo con toda mi alabanza
el amor a María que se suma al de Dios Padre.

Y ahora es mi sangre la que ha de correr,
por siempre y desde ahora,
por los ríos en contra-corriente.

Es mi puño el que sostendrá,
con ayuda de tu mano, mi creciente ideal,
encuentro contigo en cada
persona de mi entorno.

Y mi mirada se cegará en señal
de que no necesito más
que de mi entrega y alianza
para poder ver que es el mundo
lo que se debe quemar.

Firme mi espada,
ajustada mi coraza.
¡Dios te Salve, Reina!
Aquí, tu hijo, en tu casa.