Nueva Poesía Chilena

sábado, octubre 15, 2005

Después De Una Lluvia

La montaña nevada asoleada
se persigna con las nubes
que se rompen en su frente.

Tan iluminada
por el sol de tarde-noche
y por los vientos helados
que circulan desde el norte.

Tanta belleza en tus cumbres,
en tu rugosa piel
endurecida por los años.

En tus ganas de amar,
furiosamente,
con tus blancos vestidos.

Aún así,
el sol te da la espalda,
dejándote plantada en el altar
con lágrimas que caen
por la quebrada.

Vivirás sólo con ese sol,
pero él siempre amará
a más de una cumbre...