Y Dios Descansó Dos Días
Dios descansó dos días después de crearte Armar el universo entero fue más fácil que concretar uno de sus tantos sueños con la arcilla atrofiando sus manos Dios descansó dos días y quizás tres o cuatro ¡Quién no quedaría exhausto por amarte! Y siguió su descanso cuando te encontré Yo descansaré más de tres muertes después de crearte en mis versos Tres muertes completas con aniversarios sobre sus piedras talladas Tal vez ni tanta muerte mitigará el cansancio ¿Quién propuso descansar? Yo sólo propongo amar y olvidar nuestra naturaleza humana que se agota a cada instante a cada instante...
Un Par de Velas
Soplando mis años nublados que pasan soplando y suspirando. Excusa del paisaje el rostro omnipresente de las líneas férreas Aquel cuerpo rendido hacia las cortinas. En el cuadro del sol discontínuo que celebra en sus asientos el agua derramada en tus labios ligeros y ligeros sinceros Señuelo en el aire Círculos de muerte rodando y rozando la máscara del dios en su huída. Cae el sol en su placer de noche y se lleva los deseos de la tierra Caen y se elevan la ceniza y los párpados en mis manos
Cuando Quieras Princesa
Cuando quieras princesa serás Tendrás que responderle al trono trinador del cielo claroscuro Mas, cuando quieras, princesa serás Verás el palacio que circula por mis venas cantando las victorias de tu realeza Mas, cuando quieras, princesa serás En el firmamenta magnetizado Vitoreando en las fronteras de tus ojos Serás princesa cuando quieras y cuando las mañanas se vistan de servidores, las tardes de caballeros y las noches de tu nobleza.
Capepoema
Luego de pensar mareado por tanta noche que molesta y que despierta en luna satisfecha Cada línea encuentra su curva y su mirada puntiaguda certeza misma de la flecha perfecta Palabras letras estornudos de la tinta, del pixel sin luz sobre nuestros o ajenos ojos en guardia El reclamo del vientre de ese amanecer en camilla de aquel salto ensangrentado a la vida El aullido del aire tras el vacío cadenas sonámbulas enemistadas el cuerpo aún siervo posiblemente siervo Vestigio del lamento primario de lo conceptual como reverencia No dejes de amar lo que hago ¡De amar lo que hago! Deja un espacio entre tus labios parpadeantes Deja un espacio donde se acumulen los fantasmas
Campo de Batalla
Desolador instante que reseca la sangre la arena se desprende de la basura y de los silencios Alguien, tal vez Tal vez alguien ha conocido los cuerpo acéfalos que respiran en las profundidades Porque cada noche fue un remate de batalla de acribillamiento festivo entre un simple mirador fortificado y la orilla escandalosa de aquella sábana espumosa. Tal vez alguien ha conocido el desolador instante de aquel desarraigo sorpresivo que viste entre las nubes ese paisaje deprimido Bastó con dejar de ser cuerpo una vez más tras otra menos dejando ni tierra, ni mar, ni sangre negra anhelando el desanhelo profundo y militante orgullo, vertiente, una muestra del sendero, del sendero hacia la muerte Bastó un instante y tal vez tú no conociste más que la roca deshaciéndose sin pausa en el abrazo manchado por la necrosidad de unas alas no resueltas Roca que se deshace como mi cuerpo expuesto a la radiación virgen Aún perfecto el cuerpo que sirena y calla pudriéndose, no besa más que su última arena.
Batalla
Siempre detrás de la tormenta está el sol, cual general dirigiendo la batalla.
Aquí Aquí
Iba pasando por aquí Y me quedé por aquí Y pensé "¿Qué pasará si le escribo aquí?" Te pediría que no me respondieras aquí Y entre aquí y aquí y entre el ingenuo y falso vagaje de los internautas y el suspirar de los pastos secos... Y entre todo eso Mi saludo de siempre niña mi saludo de siempre y de vez en cuando
Alcachofa
Si el fondo fuese lo mismo que el corazón. Si las hojas fuesen ventrículos; el tallo, una arteria. El anhelo cardiófago oculto dentro de algún almuerzo familiar La alcachofa tiene fondorazón, no late, se deshoja, y se baña en el ácido del exprimido y del dolor que, como mayonesa, hace la mezcla más espesa...
A Mi Madre
Las manos no son del alma tú, que eres madre, lo sabes Serán del corazón o de la misma piel perfumada que acarició el comienzo que en mis ojos no recuerdo. Yo que me decía en esos primeros días: "Ayer cantó en mi oreja una mujer que no conozco" ¿Quién decide esta suerte de cobijarme entre tu sangre? ¿Es fortuna el pálido letrero de tu portal endulzado por mi vida? Complacerte con mis versos no será lo suficiente ni renacer entre palabras que el mar escribió sobre mis brazos. Eres sombra no por la oscuridad sino por su presencia de colores únicos; única la refracción de esa luz que como hijo pasó por su vientre. Carencia de amor no hay en el respirar de mi corazón fatigado Pero vale ser preciso: una cosa es el amor y en eso no te igualo. ¿Qué habría sido del mundo abecedario sin ti? ¿Que habría sido de un mundo silabario condenado a muerte? ¿Quién daría vida? ¿Quién resucitaría? ¿Quién sabría mirarlas y escucharlas? Tendrían que esperar milenarias soledades y, en el fin de otros tiempos, un verano de altazor. Incrédulos, abran sus bitácoras ¡Ha llegado la redención a través de ella!