Nueva Poesía Chilena

lunes, abril 30, 2007

Y Dios Descansó Dos Días

Dios descansó dos días después de crearte

Armar el universo entero fue más fácil
que concretar uno de sus tantos sueños
con la arcilla atrofiando sus manos

Dios descansó dos días
y quizás tres
o cuatro
¡Quién no quedaría exhausto por amarte!

Y siguió su descanso
cuando te encontré

Yo descansaré más de tres muertes
después de crearte en mis versos
Tres muertes completas
con aniversarios sobre sus piedras talladas

Tal vez ni tanta muerte mitigará el cansancio
¿Quién propuso descansar?
Yo sólo propongo amar
y olvidar nuestra naturaleza humana
que se agota a cada instante
a cada instante...

Un Par de Velas

Soplando mis años nublados
que pasan
soplando y suspirando.

Excusa del paisaje
el rostro omnipresente
de las líneas férreas
Aquel cuerpo rendido
hacia las cortinas.

En el cuadro del sol discontínuo
que celebra en sus asientos
el agua derramada en tus labios ligeros
y ligeros sinceros

Señuelo en el aire
Círculos de muerte
rodando y rozando
la máscara del dios en su huída.

Cae el sol en su placer de noche
y se lleva los deseos de la tierra

Caen y se elevan
la ceniza y los párpados
en mis manos

Cuando Quieras Princesa

Cuando quieras
princesa serás

Tendrás que responderle al trono trinador
del cielo claroscuro

Mas,
cuando quieras,
princesa serás

Verás el palacio que circula por mis venas
cantando las victorias de tu realeza

Mas,
cuando quieras,
princesa serás

En el firmamenta magnetizado
Vitoreando en las fronteras de tus ojos

Serás princesa cuando quieras
y cuando las mañanas se vistan de servidores,
las tardes de caballeros
y las noches de tu nobleza.

Capepoema

Luego de pensar mareado
por tanta noche que molesta
y que despierta en luna satisfecha

Cada línea encuentra su curva
y su mirada puntiaguda
certeza misma
de la flecha
perfecta

Palabras letras
estornudos de la tinta,
del pixel sin luz
sobre nuestros
o ajenos
ojos en guardia

El reclamo del vientre
de ese amanecer en camilla
de aquel salto ensangrentado a la vida

El aullido del aire tras el vacío
cadenas sonámbulas enemistadas
el cuerpo aún siervo
posiblemente siervo

Vestigio del lamento primario
de lo conceptual como reverencia
No dejes de amar lo que hago
¡De amar lo que hago!

Deja un espacio entre tus labios parpadeantes
Deja un espacio donde se acumulen los fantasmas

Campo de Batalla

Desolador instante que reseca la sangre
la arena se desprende de la basura y de los silencios

Alguien, tal vez

Tal vez alguien ha conocido los cuerpo acéfalos
que respiran en las profundidades

Porque cada noche fue un remate de batalla
de acribillamiento festivo
entre un simple mirador fortificado
y la orilla escandalosa
de aquella sábana espumosa.

Tal vez alguien ha conocido el desolador instante
de aquel desarraigo sorpresivo
que viste entre las nubes
ese paisaje deprimido

Bastó con dejar de ser cuerpo
una vez más tras otra menos
dejando ni tierra, ni mar,
ni sangre negra
anhelando el desanhelo profundo
y militante orgullo,
vertiente,
una muestra del sendero,
del sendero hacia la muerte

Bastó un instante
y tal vez tú no conociste más
que la roca deshaciéndose sin pausa
en el abrazo manchado por la necrosidad
de unas alas no resueltas
Roca que se deshace
como mi cuerpo expuesto a la radiación virgen

Aún perfecto el cuerpo
que sirena y calla pudriéndose,
no besa más que su última arena.

Batalla

Siempre detrás de la tormenta está el sol,
cual general dirigiendo la batalla.

Aquí Aquí

Iba pasando por aquí
Y me quedé por aquí
Y pensé "¿Qué pasará si le escribo aquí?"
Te pediría que no me respondieras aquí
Y entre aquí y aquí
y entre el ingenuo y falso
vagaje de los internautas
y el suspirar de los pastos secos...

Y entre todo eso
Mi saludo de siempre
niña
mi saludo de siempre
y de vez en cuando

Alcachofa

Si el fondo fuese lo mismo que el corazón.
Si las hojas fuesen ventrículos;
el tallo, una arteria.

El anhelo cardiófago oculto
dentro de algún almuerzo familiar

La alcachofa tiene fondorazón,
no late,
se deshoja,
y se baña en el ácido del exprimido
y del dolor que, como mayonesa,
hace la mezcla más espesa...

A Mi Madre

Las manos no son del alma
tú, que eres madre, lo sabes
Serán del corazón
o de la misma piel perfumada que acarició
el comienzo que en mis ojos no recuerdo.

Yo que me decía
en esos primeros días:
"Ayer cantó en mi oreja
una mujer que no conozco"

¿Quién decide esta suerte
de cobijarme entre tu sangre?
¿Es fortuna el pálido letrero
de tu portal endulzado por mi vida?

Complacerte con mis versos
no será lo suficiente
ni renacer entre palabras
que el mar escribió sobre mis brazos.

Eres sombra no por la oscuridad
sino por su presencia de colores únicos;
única la refracción de esa luz
que como hijo pasó por su vientre.

Carencia de amor no hay
en el respirar de mi corazón fatigado
Pero vale ser preciso:
una cosa es el amor
y en eso no te igualo.

¿Qué habría sido del mundo abecedario sin ti?
¿Que habría sido de un mundo silabario condenado a muerte?
¿Quién daría vida?
¿Quién resucitaría?
¿Quién sabría mirarlas y escucharlas?
Tendrían que esperar milenarias soledades
y, en el fin de otros tiempos,
un verano de altazor.

Incrédulos, abran sus bitácoras
¡Ha llegado la redención a través de ella!