Nueva Poesía Chilena

lunes, abril 30, 2007

A Mi Madre

Las manos no son del alma
tú, que eres madre, lo sabes
Serán del corazón
o de la misma piel perfumada que acarició
el comienzo que en mis ojos no recuerdo.

Yo que me decía
en esos primeros días:
"Ayer cantó en mi oreja
una mujer que no conozco"

¿Quién decide esta suerte
de cobijarme entre tu sangre?
¿Es fortuna el pálido letrero
de tu portal endulzado por mi vida?

Complacerte con mis versos
no será lo suficiente
ni renacer entre palabras
que el mar escribió sobre mis brazos.

Eres sombra no por la oscuridad
sino por su presencia de colores únicos;
única la refracción de esa luz
que como hijo pasó por su vientre.

Carencia de amor no hay
en el respirar de mi corazón fatigado
Pero vale ser preciso:
una cosa es el amor
y en eso no te igualo.

¿Qué habría sido del mundo abecedario sin ti?
¿Que habría sido de un mundo silabario condenado a muerte?
¿Quién daría vida?
¿Quién resucitaría?
¿Quién sabría mirarlas y escucharlas?
Tendrían que esperar milenarias soledades
y, en el fin de otros tiempos,
un verano de altazor.

Incrédulos, abran sus bitácoras
¡Ha llegado la redención a través de ella!