Nueva Poesía Chilena

miércoles, septiembre 21, 2005

Papel

El fin de una etapa
implica que en el mundo
hay algún mal que se escapa.

Y palpo tranquilo que por fin estoy andando.
He vencido las amarguras que me estuvieron molestando.

Consciente de que no lo he hecho solo,
y de que tú me has ayudado,
te quiero dar las gracias
por haberme acompañado.

Has escuchado, entera,
la vida de un sufriente.
pero sólo el oírme
no ha sido suficiente.

Siempre estabas,
donde quiera que te necesitaba.
No sé si me esperabas,
pero sabía que contigo contaba.

Nos hicimos nuestro tiempo
para compartirlo todo.
Nos creamos los momentos
para mirarnos con los ojos.

Y digo con los ojos
y no con el corazón,
porque para estas cosas
se necesita más que una razón,
para juntar a dos personas
que no tienen invitación.

Creo que todo esto se sintió de un único lado,
que de tu vida es muy poco lo que hemos conversado.
Debo admitir que no mucho me he interesado
en saber lo que has hecho o logrado.

Pienso que no fue por soberbia.
Reflexiono que ha sido por consecuencia,
de que tú, por fantasías o por miedos, no te abrieras
y de que yo no te motivara a que lo hicieras.

La música ha sido nuestro punto de unión,
y ha sido gran factor para esta vinculación.
Por cierto, lo del baile, ha sido gran motor
para ver que sí hay algo que tenemos en común.

Pero veo que lo absurdo
es más tonto que lo burdo,
asumiendo firmemente que
de esto último no me culpo.

Como sé que la amistad es
más que estar haciéndose el sordo,
siento que ya no soy tan niño
como para andar haciendo el tonto.

Yo sigo caminando,
con pasos pequeños, pero avanzando.
Y no descarto el que en un tiempo
estemos juntos trabajando.

Tomando lo del comienzo,
creo que el mal se fue.
Y que ahora ya empiezo
lo que yo debo de hacer.

Como sé que un saludo
es más feo que una despedida,
con esto finalizo:
‘Que tengas un buen día.’