Nueva Poesía Chilena

domingo, octubre 16, 2005

Fuente

I

La lluvia electrónica despertante
se deja anochecer en su caída electrizante
pestaña de cometa
lágrima expectante.

El mundo trota y suda por los polos
quienes trajeron la salvación, duermen la siesta;
quien predijo la redención se elevó como estrella
como mirada al cielo que no cae y que en mi boca cabe.

II

Habrá que enterrar a los alarmistas
Yo soy de alma eternista
y juego con ella a no saber finales.

Y a quien crea que puede ir más allá
le detendré con mis palabras;
sufrirá en el espejo
como tantos esclavos de soberbia
y sus miedos serán esparcidos en sus retinas.

Con las vocales hago galaxias y creo soles a mi antojo
Hago galaxias fundamentales y supernovas de un estornudo
¡No conmuevo al resto porque yo les doy la vida!

III

Desgraciados, me dan la espalda y blasfeman.
Envuelven una y otra vez a sus muertos,
y lapidan con mentiras sus vidas.

IV

A quienes tapizan el mundo con flores de plástico:
Yo tengo las semillas de las flores verdaderas
de las que saludan en las mañanas
y reposan en el ocaso.

De las que se abren y dejan perfumadas las mentes
y que se cierran para la reflexión.
Son flores desconocidas porque son subterráneas
y quizás yo sea una cuando me convierta en semilla.

V

Se cubren los cielos de tramo en tramo
con los orates nobles que realizan piruetas,
emulando al cosmos de la tierra.

VI

Es la sirena, es la sirena
que navega incansable
en los mares de mi luna naciente.

Esa sirena, bella pileta,
emana las fantasías de estos mundos.