Nueva Poesía Chilena

viernes, septiembre 23, 2005

No Relato

Permanecía en la quebrada
sosteniéndose de las rocas que le herían
Descompuesto por la sangre
que tiritaba en sus espejos

Era un acantilado de ilusiones
un río de sueños
pero sembraba caminos en muchas direcciones

Así sin paracaídas
se lanzaba sobre las zarzas
que le curarían:
perdería cinco sentidos
y su instinto de nube en el cielo

Sumergido para siempre
en una mordedura de avispa
atrapado eternamente
entre los muros de color
su sonrisa aspiraba a agotarse como sus pasos

Y me miraba con sus ojos de cascada
que lloraban lo profundo de sus miradas
"¿Qué haces ahí?" le pregunté con mi suave brisa
"Despierto al mar y permanezco en la quebrada"
me respondió con un par de flores marchitas
Le lancé tres piedras para salvarlo
Una golpeó su mano izquierda
otra la derecha y la última
se azotó en su pecho besando su corazón
Permaneció inmóvil más de un minuto
Nunca volvió en sí