Nueva Poesía Chilena

viernes, octubre 14, 2005

Soledad Reflexiva

Hay dos mundos separados
cuando el sol roza mi rostro,
atosigado por las ramas
de mil árboles quemados.

El verde se oculta
de los ojos en el pasto
y los abrazos de enamorados,
tras el humo de un cigarro.

De frente, atrapado.
Ignorado, olvidado.

Se abren caminos en las aguas
y se cercan los sitios de llegada.
Los pasos hacia la cordillera
y los autos contra lo austral.

Las campanas,
que ensordecen a las palomas,
se dejan dañar.
Las manos en los laberintos de bolsillo
y como espada una guitarra.

Los silbidos de canto
humilde y valiente,
en lo alto atisban
la tranquilidad de un descuidado.

Confirmo mi presencia,
a pesar de que en mis brazos
no se sienta nada nuevo,
nada nuevo ni un trabajo.

El calor del corazón
no se enfría en un segundo.

Por un momento hubo un mundo.
Ahora, nuevamente, hay dos.